La pandemia nos aceleró el ingreso a la Cultura digital de manera vertiginosa en las organizaciones, las reuniones semanales en las salas de oficina, las celebraciones especiales con abrazos, las capacitaciones presenciales, las sesiones de feedback, las pausas activas de teambuilding, todo ello y más, se trasladaron a una nueva manera de hacerlo.
Adicionalmente, los cambios tecnológicos, la implementación de nuevas herramientas digitales, las modificaciones en los procesos internos, ha llevado a dar un giro a la gran mayoría de las empresas que se han dado la posibilidad de transformarse en un nuevo escenario laboral.
Por lo tanto, diseñar la nueva cultura digital se convierte en una actividad estratégica para el negocio. Si bien la presión de las circunstancias nos impulsa a actuar de manera rápida, en este paso, se requiere un intercambio profundo y bien estructurado, para que lo gestado provoque los resultados esperados.
Para Alex Rovira, la transformación cultural pasa por dos aspectos fundamentales, la educación y la formación. Para muchos, dos términos similares, pero bajo el concepto de este autor de best sellers, son diferentes, el primero permite el desarrollo de buenas personas y el segundo de buenos profesionales.
Es así como hoy en esta era digital, las empresas están llamadas a encarar el cambio cultural potenciando el ADN de la organización, definiendo claramente el propósito de compañía, los valores que primen el comportamiento de sus colaboradores, desarrollen las nuevas habilidades requeridas para afrontar este escenario incierto y demandante y gestionen los procesos de la innovación para la adaptación.
Desde Great Place to Work®, sabemos que la gente aumenta su nivel de compromiso laboral cuando sabe el para qué se hacen las cosas, que hay detrás de las funciones que desarrolla y cómo éstas impactan no solo en el cumplimento de metas, sino en la manera en cómo se contribuye al entorno.
En este nuevo contexto, donde las relaciones humanas se han trastocado, la incorporación de nuevos modelos de liderazgo es necesario, líderes cercanos a pesar de la distancia, con real preocupación por su gente, involucrados en el desarrollo de su personal y altamente confiables. Agiles para tomar decisiones, pero cautos para brindar lineamientos, flexibles y con alta capacidad de escucha.
El manejo de data se hace indispensable para gestionar la cultura, medir constantemente para tomar decisiones más acertadas y cuidar mejor los recursos. Para identificar el impacto de las acciones internas y la manera en cómo las personas se van adecuando a este mindset nuevo.
Sabemos que una sólida cultura se forja, requiere ser esculpida y es la base donde se gesta el servicio al cliente interno y externo, de ésta, depende la capacidad de adecuación para la transformación y la rapidez para provocar los cambios bajo esta realidad virtual – digital que se instaura para quedarse.