Las organizaciones exitosas no solo son aquellas que poseen una cartera amplia de beneficios para sus colaboradores y que muestran altos niveles de ingresos. Las organizaciones exitosas son las que tienen una cultura basada en la confianza, creada a partir de prácticas que integran alto toque humano. En estos tiempos, los colaboradores buscan ser más partícipes de las decisiones que toman las organizaciones, así se sienten realmente parte del éxito de éstas.
Las mediciones de clima laboral indican que para los colaboradores el hecho de tener un canal de comunicación de doble vía es sumamente importante. Los líderes de las organizaciones que creen que la comunicación se refiere solamente a transmitir información, mensajes, noticias o decisiones que se tomen en torno al negocio comenten un error: la comunicación en estos tiempos es cuestión de integrar las opiniones, ideas y sugerencias que los colaboradores puedan transmitir a sus líderes para la mejora de los procesos internos.
Un buen líder escucha las opiniones de sus colaboradores, cuanto más involucre a su equipo en las decisiones más integración se percibirá en las actividades realizadas a diario, alcanzando metas de manera más fácil y rápida. Esto crea motivación y empoderamiento, lo que alimenta el ambiente de confianza básico para el impulso de los procesos de innovación.
Una organización que esté realmente integrada y comunicada, seguramente estará en el paso de la innovación, acompañado por su desarrollo y crecimiento. Pero ¿qué es lo que se puede hacer para integrar e innovar? Para ello es necesario establecer prácticas que estén centradas en participación tanto de líderes como de colaboradores, de manera que las personas estén conectadas bajo el mismo esquema y sientan la confianza que sus ideas y opiniones estarán ligadas a la mejora continua de la organización.
Para Great Place to Work® una cultura de innovación es aquella que permite a las organizaciones emerger en nuevos mercados, conceptualizar y crear nuevos productos y servicios, anticiparse a oportunidades y hacer ajustes rápidos. La innovación, es algo más que nuevas ideas: es la capacidad, como organización, de conceptualizar y actuar sobre ellas. Tiene que ver con el proceso de convertir ideas en nuevos productos, servicios o enfoques que aporten valor al consumidor y / o al negocio.
Pero para que la innovación prospere, debe haber confianza: las personas tienen que estar dispuestas a asumir riesgos, compartir sus mejores ideas, aprender del fracaso y colaborar intensamente. Por el contrario, cuando la confianza está ausente, la innovación no funciona. Es por ello la importancia de una buena comunicación entre los líderes y sus colaboradores, para fomentar el flujo de nuevas ideas. La innovación puede estar destinada a fines externos a la organización, como el desarrollo de nuevos productos o servicios, o propósitos internos, tales como procesos, políticas y tecnologías de la organización.
Durante los estudios realizados por Great Place To Work®, se ha determinado que el hecho de que “Los jefes acepten que puedan cometerse errores involuntarios al hacer el trabajo” no es la principal y única razón que impulsa la innovación en las organizaciones. Los principales elementos que la impulsa son que los jefes incentiven, consideren y respondan genuinamente a nuestras ideas y sugerencias” y que involucren a las personas en decisiones que afectan a sus actividades o su ambiente de trabajo.
La cultura y el cambio cultural lleva un orden jerárquico y, mejor dicho, cronológico. Ciertos conceptos deben estar primero que otros. Por ejemplo, la mayoría argumentaría que el liderazgo debe ser accesible y fácil de hablar, antes de que un colaborador tenga la sensación de que puede hacer preguntas y obtener respuestas directas. Del mismo modo, los gerentes deben mostrar que involucran a los colaboradores en las decisiones y actúan sobre esas sugerencias antes de que los colaboradores se sientan cómodos, tomando riesgos.
Para impulsar la innovación, el trabajo debe comenzar desde la parte superior. Las organizaciones con culturas verdaderamente innovadoras tienen misiones fuertes y líderes comprometidos que guían a los colaboradores a través del desafío y permiten que ocurran comportamientos innovadores. Éstos deben tener una comprensión clara de lo que se espera de ellos para tener éxito al cruzar el territorio inexplorado exigido por el proceso de innovación. Necesitan saber qué comportamientos son aceptados en la organización y cuáles no. Es dentro del espacio de apoyo y claramente definido de una cultura organizacional fuerte que los colaboradores tienen la mayor libertad para innovar en formas que realmente sirven a la misión y el éxito de sus organizaciones.
Sin una cultura de apoyo y confianza que permita a los colaboradores cometer errores, buscar retroalimentación y cooperar unos con otros, las iniciativas de innovación no llegan a ninguna parte, razón por la cual a pesar de las importantes inversiones que las organizaciones hacen en los programas de innovación no todos ven éxito.
La innovación es mucho más que aprender un nuevo modelo, reclutar a los mejores talentos o crear espacios de trabajo divertidos. La verdadera innovación proviene de una cultura organizacional fundada en la confianza, que fomenta la colaboración, la toma de riesgos y el pensamiento creativo.